Ginecología en el siglo XIX (I) - El reconocimiento médico

16 de enero de 2010


Félix Molinero Domínguez, el tatarabuelo Félix, se licenció en Medicina en la Universidad de Valladolid donde se especializó en  Obstetricia, enfermedades de la mujer y de los niños  (el término Obstetricia y Ginecología no aparecería hasta el año 1886) y estuvo ejerciendo en esta especialidad hasta su fallecimiento en el año 1901.
Pero, ¿cómo era la ginecología en la época? ¿Hasta qué punto conocían o se aproximaban a los conocimientos que tienen los doctores en ginecología de ahora?
El siglo XIX fue una época crucial para el impulso de la medicina. Muchos hombres de ciencia se lanzaron a investigar, en busca de respuestas para las mil preguntas que les surgían y sin las cuales no podían ayudar a curar a la gente.

MAYGRUER, J.P. Nouve dimostrazioni di ostetricia (1831) [en línea].tavola XXIX. Disponible en Polo Biblioteche di Medicina dell'Università degli Studi di Padova

A pesar de todo, realizaban ya intervenciones quirúrgicas complejas en el campo ginecológico ayudados en gran medida por el descubrimiento del éter como anestésico en 1847, implantado rápidamente en la totalidad de la práctica médica.
En España, Melchor Sánchez Toca, practica en 1843 una histerectomía vaginal por cáncer. Asimismo, en 1860 Federico Rubio Galí extirpó un quiste de ovario, mientras su homólogo, Francisco Alonso Rubio, realizaba la primera ovariectomía con éxito en ese mismo año. Años después, éste último fundaría en 1874 la Sociedad Ginecológica Española.  Lo hacían llenos de voluntad y esperanza, sin ser conscientes de las grandes lagunas de conocimiento que aún poseían. Por ejemplo, no es hasta 1875 –justo el año en el que se licencia en medicina nuestro Félix—cuando el zoólogo alemán Oscar Hertwig, descubre que la fecundación consiste en la unión del espermatozoide con el óvulo.

Animados por todos los descubrimientos que iban surgiendo en el mundo de la ciencia, continuarían avanzando en sus investigaciones, siendo en 1886 cuando la ginecología se instauraría como especialidad médica en España por iniciativa del doctor Eugenio Gutiérrez, tocólogo de la reina Victoria Eugenia. Conocían con todo detalle la anatomía del cuerpo humano, fueran hombres o mujeres, gracias a los minuciosos estudios anatómicos que llevaban a cabo con los cadáveres en las universidades. Conocían los quistes, los cánceres, los tumores, y aunque no supieran el mecanismo íntimo de las células que los producían, conocían medios para intentar tratarlos. Pero a pesar de todos sus esfuerzos y su buena voluntad, tenían que enfrentarse a un escollo insalvable cada vez que se encontraban cara a cara con su paciente: la moral de la época.
Las mujeres de hoy en día estamos acostumbradas a acudir al ginecólogo regularmente. Sabemos que tendremos que desnudarnos de cintura para abajo, y que deberemos tumbarnos en la incómoda silla ginecológica, con los pies en los estribos, resignadas a ver cómo lo que antes de entrar en consulta era absolutamente privado, se convierta en público de puertas adentro por muy molesto que nos pueda resultar. Sin embargo, a finales del siglo XIX  las cosas eran muy diferentes.
MAYGRUER, J.P. Nouve dimostrazioni di ostetricia (1831) [en línea].tavola XXX. Disponible en Polo Biblioteche di Medicina dell'Università degli Studi di Padova
El médico debía realizar el reconocimiento ginecológico prácticamente a ciegas y solamente podía ver con sus propios ojos las partes pudendas de la señora si era estrictamente necesario. Si os fijáis en las imágenes, en las dos aparece el médico reconociendo a sus pacientes (la primera de pie y la segunda tumbada), pero en las dos ellas están completamente tapadas.
En la primera, de hecho, el doctor  mantiene la cabeza prudentemente girada para evitar ver algo en un descuido. En la segunda, la mujer aparece tumbada en la cama tapada por una gran sábana y es por debajo de ésta por donde el médico procede a reconocerla.
Utilizaban la misma técnica para el reconocimiento pélvico con las dos manos que usan los ginecólogos de hoy en día, e incluso disponían ya del espéculo vaginal para poder ver el cuello del útero, instrumento muy extendido en la época por cierto. Otra cosa es que las pacientes accedieran a ser examinadas con él, aunque esto último no tengo muy claro si sería por pudor o por el terrorífico aspecto que tenía dicho instrumento por entonces.

Del instrumental médico utilizado por los ginecólogos del XIX hablaremos con más detenimiento en breve.


FUENTES:

Fresquet Febrer, José L. La constitución de las especialidades médico quirúrgicas: Tocoginecología. [en línea] [Valencia] Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero (Universitat de València - CSIC) <http://hicido.uv.es/Expo_medicina/Cirugia/tocoginecologia.html>

Galliano, Daniela. Historia de la Ginecología y Obstetricia. [en línea] [Granada] Hospital Universitario Virgen de las Nieves, 2007 <http://www.hvn.es/servicios_asistenciales/ginecologia_y_obstetricia/ficheros/cr07.historia_ginecologia_obstetricia.pdf>

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